Europa se arrepiente de ser un "infierno regulatorio" y recoge cable con sus exigencias en el frente ESG
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La Unión Europea está a punto de dar un gran paso atrás en su principal proyecto de los últimos años. Las instituciones europeas han querido que el Viejo Continente liderase la transición hacia un mundo dominado por los criterios ESG (medioambientales, sociales y de gobernanza), pero, en los últimos trimestres, ante las críticas que han recibido por el impacto negativo de sus propuestas en la propia economía europea y, sobre todo, ante un gobierno estadounidense que va a dar los pasos opuestos, parece que la Comisión Europea se ha decidido a dar un giro importante a su plan de futuro. Según explica la agencia Bloomberg, que habría tenido acceso a documentos de la Comisión, este miércoles se va a oficializar una retirada clave de las exigencias que se preparaban en el frente ESG: las nuevas directivas centradas en sostenibilidad se van a suavizar mucho, con una propuesta final que dejará fuera al 85% de las empresas que, en principio, iban a estar sujetas a las nuevas exigencias.
Cuando la portavoz del gobierno francés, Sophie Primas, declaró a finales de enero que Europa se estaba convirtiendo en "un infierno regulatorio" para las empresas, quedó claro que se estaba confirmando un giro en la estrategia de sostenibilidad europea. Francia siempre ha sido uno de los principales motores en este esfuerzo y, si uno de los corazones de ESG en Europa dejaba de apoyar el plan de Bruselas, parecía inevitable que la Comisión terminase recogiendo cable con las propuestas que se habían puesto encima de la mesa.
Ahora, desde Bloomberg confirman que, definitivamente, va a ser así: la agencia publica cómo este miércoles la Comisión va a proponer oficialmente que las regulaciones ESG se moderen sustancialmente, después de tener acceso al documento que recoge las propuestas del organismo.
Según la agencia, se van a revisar las dos principales directivas de la Comisión en el frente de la regulación ESG, conocidas como CSDDD y CSRD. La primera se centra en las diligencias que deben abrir las empresas que tengan actividad en Europa sobre sostenibilidad corporativa, mientras la segunda se centra en la divulgación del impacto que tiene su negocio en cuestiones como el medio ambiente en todo el mundo.
La Comisión habría decidido que se rebajen las sanciones, y la obligación de vigilar los riesgos ESG que suponen sus proveedores, y toda la cadena de suministro de una empresa que tenga su actividad en Europa. Además, se retirará la propuesta de que las empresas estén sujetas a consecuencias legales si se violasen las normas centradas en la protección del medio ambiente o en aspectos sociales.
Hay algunas propuestas concretas que se han puesto encima de la mesa, por ejemplo, reducir las exigencias de comunicación para las empresas que importan acero y cemento desde países que tienen regulación más laxa en este frente y, la más importante de todas: reducir drásticamente el número de empresas que se van a ver obligadas a cumplir con las exigencias del CSDDD y del CSRD. En este sentido, se va a comunicar que sólo las empresas con más de 1.000 empleados, y que superen los 450 millones de euros en beneficios anuales, estarán sujetas por completo a esta regulación.
En este último punto está la clave del cambio que ha dado la Comisión: eliminará las exigencias al 85% de las empresas que inicialmente se esperaba que tuviesen que cumplir con la regulación, y encaja así con los planteamientos que habían presentado las dos mayores economías europeas, Francia y Alemania.
Otro cambio que estaría ya listo para ser propuesto es el retraso de un año en la entrada en vigor de la regulación que exige informar del impacto climático de la actividad económica de una empresa, una parte de la directiva que, en los últimos años, ha levantado muchas ampollas en distintos sectores corporativos del Viejo Continente, por ejemplo, en los productores de alimentos basados en cacao o café, que han encontrado serios problemas para adaptarse a la directiva que había preparado la Comisión Europea.
El papel de EEUU en el giro de EuropaLa llegada del nuevo gobierno estadounidense ha podido tener un impacto en la decisión de la Comisión Europea de reducir sus exigencias a la actividad empresarial en el Viejo Continente, y lo habría hecho por dos vías: la primera, al presionar, directamente, para que las compañías estadounidenses no estén sujetas a una regulación que consideran excesiva. En enero, Howard Lutnick, secretario de Comerio del país, confirmó en el Senado estadounidense que la nueva administración se estaba planteando desplegar "armas comerciales" para asegurarse de que las empresas estadounidenses con actividad en la zona euro no tuviesen que cumplir el CSDDD.
Además, por otro lado, el proceso desregulatorio que está llevando a cabo el gobierno de Trump puede haber tenido un impacto en la Comisión Europea para convencerse de que Europa debe poder ser competitiva, y que se quedaría muy atrás en atractivo para los inversores frente a las empresas estadounidenses si las nuevas directivas no se retocaban.
La huida de inversores en fondos ESGLa decisión que parece haber tomado la Comisión Europea también puede haber tenido que ver con un incremento del desinterés por parte de los mercados en las cuestiones ESG. Antes de la llegada de la pandemia, los mercados financieros estaban volcados en el arranque de esta nueva tendencia, y aunque es cierto que sigue habiendo esfuerzos por mantener estos criterios a flote, y seguir dándoles importancia, el atractivo que parecían tener entonces para muchos inversores está dando señales de debilidad.
Los reembolsos que se están produciendo en los fondos de inversión ESG son buena prueba de ello. Según explicó Morningstar al cierre de enero, los fondos que cumplían con los estándares ESG más estrictos de la Unión Europea habían sufrido salidas de inversión a un ritmo récord en el último trimestre del año pasado. Además, también hacían hincapié en el hecho de que una cantidad no vista hasta ese momento de fondos de inversión habían decidido eliminar de su nombre el término 'ESG', o conceptos relacionados con él, otra señal de rechazo por parte de la industria hacia esta tendencia de inversión.
Es más, según la última encuesta del Observatorio Inverco, sólo el 7% de las gestoras encuestadas prevé que vayan a lanzar nuevos productos con la máxima clasificación de sostenibilidad, los famosos fondos "Artículo 9".
Estos hitos son realmente significativos para la industria de la inversión en Europa, donde se acumula el 80% de los activos ESG en fondos de inversión de todo el mundo, y puede haber tenido algo que ver con la decisión que parece haber adoptado la Comisión Europea.
eleconomista